Moda sustentable o slow fashion, un concepto que desde hace tiempo profesaba una transformación en la industria. Según la ONU, la industria de la moda es la segunda más contaminante en el mundo solo después de la petrolera. El costo ambiental de vestirse a la moda es alto. Ahora, la pandemia ha acelerado el proceso de cambio. La pregunta es, ¿llegó para quedarse?
Según el diario español Expansión antes del Covid19, un consumidor medio compraba un 60% de ropa más que hace 10 o 15 años. Datos que atormentan a muchos activistas y consumidores que desde hace algún tiempo venían apostando por la moda sostenible. Pero ¿qué significa ser más sostenible? ¿Sólo se puede serlo siendo “lento”o slow?
El slow fashion es el movimiento que invita a desacelerar a la industria. La velocidad es la culpable de los excesos, del consumismo y por lo tanto del desperdicio.

Pero la moda sostenible no es solamente el disminuir la producción. También involucra otros términos como la circularidad. Si alguna vez compraste ropa usada o vendiste la tuya, entonces fuiste circular. La circularidad no es nada más que el darle nuevos ciclos de vida a una prenda ya existente.
No es un pulguero
Si bien en países del primer mundo, la venta de segunda mano es una práctica común, para algunos mercados, especialmente latinoamericanos, aún existe un estigma en comprar ropa usada. Así explica Patricio Nieto, periodista de moda ecuatoriano que hace algún tiempo comenzó su proyecto Moda para tu Bolsillo. Su propósito principal es concientizar sobre qué hay detrás de la vida de las prendas.
Nieto explica que, aunque su proyecto tiene gran acogida, aún se encuentra en la etapa de cambiar ideas de consumo a través de la educación.
“La gente todavía tiene un mal concepto de la ropa usada que viene de la idea de los centros de pulgueros. No es un pulguero. Es ropa usada semi-nueva o muchas veces nueva, hasta con etiqueta, en excelentes condiciones y tratada para que llegue a tu poder”, argumenta Nieto.
Tras la pandemia
Sabemos que el Covid19 cambió los hábitos de consumo, la conciencia ecológica y social de lo que adquirimos se reforzó. En el punto mas álgido del confinamiento, marcas propusieron:
- Giorgio Armani propusieron reducir el número de colecciones.
- Tommy Hilfiger anunció su programa Make it Possible, estrategia de moda sostenible.
- Gucci, sacó una nueva colección que tiene como rostro principal a la actriz y activista ambiental Jane Fonda.
En el Fashion Ideas Forum, la primera jornada de la moda después del confinamiento realizado a finales de junio de este año, se cree que el año clave para la revolución ambiental de la moda fue el 2020. Según los grandes conglomerados, es el consumidor quien pone las reglas del juego. Así que para qué el Slow Fashion no se quede meramente como una tendencia y se convierta en un cambio real de paradigma, tendremos que empezar a cambiar nuestros hábitos. Son estos quienes decidirán el futuro de la moda y de nuestro planeta.